Un lugar emblemático de El Barco de Ávila

Enclavado a las faldas de Gredos hallamos El Barco de Ávila y en el corazón de esta población de apenas 2000 habitantes, en la plaza del pueblo  se erige un edificio que si bien a ojos del recién llegado no tiene ningún valor arquitectónico reseñable, en su interior han transcurrido muchos episodios de la vida de los habitantes del pueblo desde antes de mediados del siglo pasado. 

Fué en su día utilizado como sala de recreo y festejos públicos, otros tiempos, cuando la gente del pueblo en grupo se reunía en torno a una baraja de cartas o bailaba de un viejo gramófono y pasaban las tardes. El cambio de vida que supusieron los años 60-70 y la llegada de la industrialización cambiaron la fisonomía del entramado social y estas salas de recreo fueron poco a poco sustituidas por bares, cafeterías y discotecas.

Para entonces, el local que hoy alberga el restaurante fue cayendo poco a poco en el desuso, haciendo las veces de almacén y acogiendo algún evento familiar  esporádico. A finales de los 90 volvió a retomar su actividad, esta vez como restaurante, El Casino, para de nuevo cerrar sus puertas al público unos años más tarde, pero dio la forma actual al edificio: en la planta baja encontramos el Bar Paco España, sin duda uno de los más emblemáticos del pueblo y en la primera planta nos encontramos con el restaurante El Almirez de Francisco Álvarez.

Es ahora en 2020 cuando Francisco Álvarez acompañado de su equipo, recoge el testigo del legado de su familia para dar forma a Almirez. Un sueño que comenzó tras estas paredes, las mismas donde su familia, desde hace tres generaciones ha encontrado una forma de vida, donde su padre, Paco, con su mimo en los detalles hizo del servicio un arte, y de sus clientes sus amigos. Donde su madre, Elena, hacía realidad esa magia que solo es posible a través de la cocina, dotando de olores y sabores los recuerdos que hoy dan carisma a nuestra carta